Miguel Campos Arredondo:
- No reparó que Alberto Fujimori hizo prevalecer el interés social del Perú ante apetencias de poder del senderismo genocida
Escribe: Eduardo Salas Guzmán
El analista político y presidente del Partido de Avanzada Nacional (PAN), Miguel Campos Arredondo, opinó que los jueces que condenaron a 25 años de carcelería al ex presidente Alberto Fujimori por el presunto delito de lesa humanidad, lo hicieron no solo sin prueba plena sino en base a meros indicios, con lo cual favorecieron tácitamente al grupúsculo terrorista Sendero Luminoso que tuvo jaqueado al Perú durante veinte años.
¿En qué basa usted esa teoría, doctor Campos?
-Considero que los señores jueces y fiscales que intervinieron en esa causa subestimaron principios fundamentales y universales del derecho moderno respecto a que el interés social debe prevalecer sobre el interés particular o cualquier otro parecido.
¿Nada más?
-Asimismo, los magistrados supremos no tuvieron en cuenta el principio jurídico y universal de que la duda favorece al reo, aplicable en último caso para el reo Fujimori, a quien sentenciaron sin pruebas suficientes y por simples indicios, olvidando que éste encontró un país en ruinas y que no se trató de una guerra convencional sino atípica porque los subversivos se mimetizaron siempre entre la población para cometer sus fechorías.
¿Entonces qué, señor Campos?
-No pusieron (los jueces supremos) en la balanza de la justicia lo que debieron hacer desde un principio: las cosas malas y buenas de Fujimori, y le dieron la razón implícitamente a un minúsculo grupo –Sendero Luminoso- comandado y utilizado por un demagogo –Abimael Guzmán Reynoso (a) “Gonzalo”-, obsesionado por llegar al poder sin importarle nada y mandar asesinar a miles de compatriotas y destruir maquiavélicamente el patrimonio nacional y privado, prácticas típicas del comunismo a ultranza.
¿Podría darnos algunas pinceladas sobre los hechos delictivos del senderismo de esa época?
-Hubo muchos pero debo traer uno a la memoria del país porque la prensa se ha ocupado muy poco de este luctuoso suceso. Se trata de la masacre producida en la localidad de Soras, Ayacucho, en la década del ochenta, donde los genocidas senderistas mataron en la noche, a pedrada y cuchillada limpia, a niños, hombres, mujeres y ancianos en su mayoría porque no se sometieron al chantaje de volverse cómplices de los sujetos.
¿No recuerda otros sucesos de ese tipo?
-El de Lucanamarca, que fue igual o peor que el de Soras, y las razones fueron las mismas: aquellos que no querían apoyar al senderismo eran pasados por el machete o cuchillo, para ahorrar balas y no hacer ruido. Esa era la consigna del terror en las castigadas zonas alto andinas del Perú, que ojalá nunca más vuelva a repetirse.
¿Qué otras cosas no tuvieron en cuenta los magistrados del caso Fujimori?
-Los jueces subestimaron que los excesos se dan en toda guerra y que los subversivos también los cometieron, por medio de los tenebrosos “juicios populares” dictados por Guzmán Reynoso que, en vez de atizar las virtudes en la juventud, agitó irresponsable y delictivamente el odio, la envidia, la violencia y la muerte entre los peruanos.
¿Si nunca dio señales de querer dialogar con las autoridades de esa época?
-Si la paz se logra con el diálogo o la claudicación, Sendero Luminoso no quería dialogar y tampoco claudicar porque hablaba de sus principios quedando solo la violencia. Entonces, no había otra alternativa decorosa. Fujimori solo cumplió con su deber e hizo lo que cualquier presidente de la República hubiera hecho en esas circunstancias, por lo que preocupa que hoy esté encarcelado, enfermo y deleitando el morbo de sus opositores.
Revisión
¿Cuál sería su posición si el gobierno decidiera no indultar a Fujimori?
-Creo que Fujimori debe salir libre, más que por piedad, por derecho, porque la decisión de los jueces es harto discutible y porque parecen haberse olvidado de que el Perú -en ese escenario-era un polvorín por la insania de los sediciosos, y que con su resolución judicial final hicieron de aquel una víctima del ensañamiento y venganza a pesar que devolvió la calma al Perú.
Pero no ha contestado la pregunta, doctor Campos
-Bueno, creo que si no hay indulto para Fujimori su caso debe revisarse por la razones indicadas anteriormente, hechas por sentido común y más allá de cualquier apasionamiento. Incluso, debería revisarse el tema de los terroristas presos y porque, finalmente, los responsables de la violencia que atravesó el país fueron los gobernantes y congresistas que tuvimos antes de 1980, porque no resolvieron los problemas crónicos del Perú, empezando por la educación, salud, justicia, trabajo, entre otros sectores. Mientras esto no se haga abundarán las protestas ciudadanas y porque, si no hay pan, no habrá paz.
¿En qué basa usted esa teoría, doctor Campos?
-Considero que los señores jueces y fiscales que intervinieron en esa causa subestimaron principios fundamentales y universales del derecho moderno respecto a que el interés social debe prevalecer sobre el interés particular o cualquier otro parecido.
¿Nada más?
-Asimismo, los magistrados supremos no tuvieron en cuenta el principio jurídico y universal de que la duda favorece al reo, aplicable en último caso para el reo Fujimori, a quien sentenciaron sin pruebas suficientes y por simples indicios, olvidando que éste encontró un país en ruinas y que no se trató de una guerra convencional sino atípica porque los subversivos se mimetizaron siempre entre la población para cometer sus fechorías.
¿Entonces qué, señor Campos?
-No pusieron (los jueces supremos) en la balanza de la justicia lo que debieron hacer desde un principio: las cosas malas y buenas de Fujimori, y le dieron la razón implícitamente a un minúsculo grupo –Sendero Luminoso- comandado y utilizado por un demagogo –Abimael Guzmán Reynoso (a) “Gonzalo”-, obsesionado por llegar al poder sin importarle nada y mandar asesinar a miles de compatriotas y destruir maquiavélicamente el patrimonio nacional y privado, prácticas típicas del comunismo a ultranza.
¿Podría darnos algunas pinceladas sobre los hechos delictivos del senderismo de esa época?
-Hubo muchos pero debo traer uno a la memoria del país porque la prensa se ha ocupado muy poco de este luctuoso suceso. Se trata de la masacre producida en la localidad de Soras, Ayacucho, en la década del ochenta, donde los genocidas senderistas mataron en la noche, a pedrada y cuchillada limpia, a niños, hombres, mujeres y ancianos en su mayoría porque no se sometieron al chantaje de volverse cómplices de los sujetos.
¿No recuerda otros sucesos de ese tipo?
-El de Lucanamarca, que fue igual o peor que el de Soras, y las razones fueron las mismas: aquellos que no querían apoyar al senderismo eran pasados por el machete o cuchillo, para ahorrar balas y no hacer ruido. Esa era la consigna del terror en las castigadas zonas alto andinas del Perú, que ojalá nunca más vuelva a repetirse.
¿Qué otras cosas no tuvieron en cuenta los magistrados del caso Fujimori?
-Los jueces subestimaron que los excesos se dan en toda guerra y que los subversivos también los cometieron, por medio de los tenebrosos “juicios populares” dictados por Guzmán Reynoso que, en vez de atizar las virtudes en la juventud, agitó irresponsable y delictivamente el odio, la envidia, la violencia y la muerte entre los peruanos.
¿Si nunca dio señales de querer dialogar con las autoridades de esa época?
-Si la paz se logra con el diálogo o la claudicación, Sendero Luminoso no quería dialogar y tampoco claudicar porque hablaba de sus principios quedando solo la violencia. Entonces, no había otra alternativa decorosa. Fujimori solo cumplió con su deber e hizo lo que cualquier presidente de la República hubiera hecho en esas circunstancias, por lo que preocupa que hoy esté encarcelado, enfermo y deleitando el morbo de sus opositores.
¿Cuál sería su posición si el gobierno decidiera no indultar a Fujimori?
-Creo que Fujimori debe salir libre, más que por piedad, por derecho, porque la decisión de los jueces es harto discutible y porque parecen haberse olvidado de que el Perú -en ese escenario-era un polvorín por la insania de los sediciosos, y que con su resolución judicial final hicieron de aquel una víctima del ensañamiento y venganza a pesar que devolvió la calma al Perú.
Pero no ha contestado la pregunta, doctor Campos
-Bueno, creo que si no hay indulto para Fujimori su caso debe revisarse por la razones indicadas anteriormente, hechas por sentido común y más allá de cualquier apasionamiento. Incluso, debería revisarse el tema de los terroristas presos y porque, finalmente, los responsables de la violencia que atravesó el país fueron los gobernantes y congresistas que tuvimos antes de 1980, porque no resolvieron los problemas crónicos del Perú, empezando por la educación, salud, justicia, trabajo, entre otros sectores. Mientras esto no se haga abundarán las protestas ciudadanas y porque, si no hay pan, no habrá paz.
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