DIARIO PERÚ PRIMERO

DIARIO PERÚ PRIMERO
Director: Humbert Romero Verano.

miércoles, 14 de agosto de 2013

EDITORIAL

Génesis del desarrollo en el Perú


Escribe: Néstor Roque Solís
Lo primero que tenemos que decir que el desarrollo nació en la Primera Civilización y Estado de América de Caral hace 5000 años. En esta primera ciudad de 500 habitantes nació la planificación, organización y dirección para construir sus pirámides antisísmicas, cultivar el algodón a colores, crear el primer Quipu milenario, construir un Anfiteatro con alta tecnología y construir el Primer Puerto Pesquero de este continente llamado Áspero.

Los primeros habitantes de Caral fueron los gestores iniciales de la música con plumas de aves y determinaron como buenos administradores la división de trabajo: los hombres a la caza y pesca, y las mujeres al recojo de frutos y raíces para sus alimentos.

En ese sentido, los pobladores pre incas de Caral fueron los primeros hombres y mujeres del desarrollo, entendido el desarrollo como satisfacción de necesidades y mejora de la calidad de vida. Mientras que en el Norte y Centro América  sus hombres eran errantes y nómadas, los primeros peruanos organizados en el norte chico entre Huacho y Barranca 3000 A.C. demostraron cultura del desarrollo en cada uno de sus actividades milenarias que hoy son los ojos del mundo como Primera Civilización y Estado de América: Caral.


El desarrollo es un tema que hemos tratado de abordar desde siempre, de múltiples maneras, y simplemente no lo hemos podido ordenar o consensuar. Es el pensamiento el que genera las ideas, y estas las soluciones, cuando se acoplan a la buena gestión. En definitiva las ideas mueven la historia.  Por ello, las personas son precisamente el recurso más importante de un país.

Si las personas son el recurso más importante para el desarrollo, entonces tenemos que prepararnos para afrontar problemas de alta complejidad, para el cual no hay recetas simplistas.  Cuando se aborda el tema del desarrollo, es Importante anotar, que se requiere de una mirada que no esté completamente centrada en la perspectiva económica.

 Dicho esto, sin embargo, yo creo que no hay ninguna manera posible de desarrollarse sin un sistemático y robusto crecimiento de la economía. Es decir, lo económico representa una parte muy significativa del problema, pero no su totalidad, por lo tanto se necesita una mirada un poco más amplia. La solución requiere  de otra perspectiva del desarrollo local. Siendo esto así, y en esa perspectiva,  porque no somos desarrollados, a pesar de tanto esfuerzo y recursos.

Lo primero, es que pareciera que los peruanos de hoy, al verse enfrentados a la adversidad tienen una especie de inclinación como a achicarse. Como que nos achicamos, nos asustamos, en vez de reaccionar en positivo hacia adelante. Eso, más tarde o más temprano, termina en alguna forma de desesperanza, o peor aun violencia. Así se destruye lo que se van construyendo. Por otro lado, en el Perú, como que siempre tendemos a culpar a un tercero de nuestra suerte. El síndrome del cojo y la muleta que nos deja avanzar con rapidez en el desarrollo.
 
Otro tema recurrente de nuestro “carácter”, y que es interesante destacar, es que, al parecer, tenemos un problema con el concepto de padre. Esto guarda relación con el paternalismo que tanto apreciamos, y que exigimos del Estado.  Eso una vez más, es un modelo que nos quita empuje, iniciativa, responsabilidad. También parece que tenemos o sufrimos un problema del ánimo: nos subimos rápido a la cima con la misma velocidad que nos bajamos de ella. Somos inestables y muy poco persistentes. Nuevamente nos encontramos con el tema del empuje, el emprendimiento, la iniciativa para salir adelante.

Finalmente, en nuestro país la gente tiene mucha esperanza en que  todos los problemas los debería resolver el sistema estatal, en particular el gobierno. Y, a propósito, me parece sorprendente, que en el Perú quizás más de un 90% de la población no parece distinguir entre el concepto de gobierno y el del Estado. Esto no sólo no deja de ser curioso, sino que, más aún, la gente, al hablar del gobierno lo hace normalmente como si fuese el Estado.  Eso hace que el gobierno finalmente se crea el Estado, cosa bastante negativa, por cierto.   Muchos de los problemas de gobernabilidad se originan en esa diferencia abismal de los conceptos de Gobierno y Estado.

Esto guarda relación con el uso, no siempre apropiado, que se hace del lenguaje, en su sentido más profundo. El lenguaje no es lo mismo que el idioma. Como sabemos, el lenguaje es la arquitectura de nuestras ideas, es algo así como el mapa que tenemos de la realidad, y con que la entendemos.  Es lo que creemos que funciona el mundo que nos rodea y por cierto de nosotros mismos. Los idiomas, en cambio, son sólo herramientas de comunicación del lenguaje. Entonces, para poner las cosas en perspectiva, si el lenguaje está mal definido, o es incoherente, los resultados que produce esa persona o sociedad, serán muy erróneos.  Si nuestros conceptos de la realidad no son coherentes y consistentes, nos daremos de cabeza contra paredes que no podemos mover.

Si programamos por ejemplo una máquina donde 3 x 4 = 8, toda la matemática que esa máquina produce será errónea.  En concreto, por ejemplo,  si confundimos el Estado con el Gobierno, el país no andará bien.   Si la gente cree, por ejemplo, que la fijación de un salario mínimo no produce desempleo, los resultados serán siempre diferentes a lo esperado.  Y así sucesivamente.

En lo relativo a la educación y cultura, creo que el Ministerio de Educación es parte del problema y no la solución por ahora. Como muchos probablemente, yo estaría dispuesto a usar más recursos en esta área, pero bien invertidos. Tengo la íntima convicción de que se debería invertir mucho más en educación, pero necesariamente hacerlo de mejor forma y con otros criterios de evaluación por resultados.

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