COMENTARIO AJENO

No le importa

Escribe: (*)

Que las personas se idioticen por una mujer o por un carro o hasta por un deseo insano, es materia de estudios sicológicos, por la crudeza de ausencia en sus principios; pero que un periodista no le importe la muerte de otro periodista, es decir de su propio colega de profesión, o que simplemente se una con sus asesinos para cumplir un deseo de enriquecimiento con la política, ella rebasa toda lógica de estudio psiquiátrico y todo límite de comportamiento humano.


Hasta podría entender el comportamiento del policía Carlos Remi, quien serrucho al Dr. Agüero y se unió a las filas del fujimorismo criminal, pues entendemos su ausencia mínima de preparación profesional para ostentar el cargo de alcalde provincial, por lo que su fracaso está a la vuelta de la esquina.
El candidato del Fujimorismo asesino a la presidencia regional,  Marino Llanos ha manifestado que “la muerte de Pedro Yauri no es relevante”, es decir NO IMPORTA, o mejor dicho a él no le interesa.

NO LE INTERESA el sufrimiento de una familia que por años lo llora y no puede siquiera encontrar sus restos para darle cristiana sepultura. No le interesa el dolor de sus hijos, que crecieron sin padre, porque una organización criminal como la fujimorista ordenó su asesinato a través del grupo Colina. Y aunque está probado que los fujimoristas y montesinistas nunca cambiarán, al menos cabía la esperanza que por un halito de dignidad, Marino Llanos, tenga humanidad. Los robos, las esterilizaciones forzadas, el grupo colina, La Cantuta, Los Barrios Altos, los diarios chichas, Montesinos, etc, tampoco le interesa.

Esos sucios intereses por el poder le importan más. Y aunque Elard Melgar quiso demostrar que es el "papiriki del fujimorismo", trayendo a Huacho a Keiko Fujimori para que anuncie la candidatura de Marino y Remis, el tiro le salió por la culata, porque a su analfabetismo político, ahora se suma que el fujimorismo no tiene doctrina ni ideología, solo es una agrupación unida para el poder, para liberar al asesino Fujimori y para, seguramente, volver a saquear nuestra patria.
Pero ese desprecio por la vida humana podría ser comprensible en un fujimorista asesino, pero se hace inexplicable cuando lo dice un periodista que antes denunciaba la muerte de Pedro Yauri, cuando se solidarizaba con su familia y enfrentaba al fujimorismo criminal. Pero la vida da tantas vueltas, y las personas también.

Para Marino Llanos, la incursión del grupo fujimorista, Colina, una madrugada del 24 de junio del año 1992, y que originó la tortura,  muerte y la desaparición de Pedro Yauri, cuando Alberto Fujimori Fujimori era presidente del Perú, no tiene significado. Es una muerte más, a pesar de que siempre reclamaba justicia y pedía que aparezca el cuerpo del finado y combativo hombre de prensa. Amnesia total.

Que otro huachano como el policía Carlos Remi Ramys tampoco le importe, grafica el grado de sensibilidad y humanidad que tienen, si un político no tiene principio, dignidad y valores, simplemente no sirven. Para el coronel ® Carlos Remis, tampoco le importa la muerte de Pedro Yauri.  Rechazo, indignación y repudio ha ocasionado que estos dos personajes se unan con el fuimorismo de esta forma.
La cabeza del Centro Federado de periodistas de Huacho y un policía, disque exitoso, pero fracasado, se unen para bailar al son del “baile del chino”, sin mirar que tras de sí, la estela de corrupción y asesinato que arrastra el fujimorismo criminal, los envuelve y arrastra a la derrota, generando un mal ejemplo a los jóvenes estudiantes de periodismo.
Algo más: Las graves violaciones de derechos humanos que constituyen crimen de genocidio, crimen contra la humanidad o crimen de guerra han dado lugar a diferentes procesos penales así como a la constitución de diferentes comisiones de investigación o (denominadas con frecuencia "Comisiones de la Verdad") para el esclarecimiento histórico de los autores, los responsables y las circunstancias en que dichos crímenes y violaciones de los derechos humanos fueron cometidos. Fujimorismo nunca más.

(*) El cazador de la noticia