Opinón
EVITA PERON Y NADINE HEREDIA
Escribe: Mauricio Quiroz Torres*
Alguien se imagina que las andanzas políticas de una Primera Dama puedan poner en riesgo la gobernabilidad democrática de un país como acaba de suceder en el Perú con la reciente crisis de confianza al Gabinete del proempresario René Cornejo en el gobierno humalista?.
Eso es impensable salvo que estemos ante una borrachera de Poder como la que denunciaba el suegro de Nadine Heredia refiriéndose a la esposa del actual gobernante peruano Ollanta Humala.
Pero que estas andanzas ocurran, sin que se genere un contrapeso en la propia institucionalidad política peruana no son de ahora. Se gestó aún antes de que el humalismo sea gobierno.
Todos lo saben pero el tradicional arribismo (1) y ganapanismo (2) de algunos lo oculta. Es necesario sacar a luz algunos de ellos. Comparto una que el debate internautico permitió zanjar creo rápidamente.
LA EVITA PERUANA?
En los inicios del gobierno humalista cuando el socialismo domesticado- nueva izquierda para algunos- se aupó al nacionalismo burgués humalista se pretendió ya comparar a Nadine Heredia, la primera dama peruana, con Evita Perón, esposa del General Domingo Perón, Presidente de la hermana República Argentina.
Y fue desde dicho socialismo- donde militan desde Nicolás Lynch hasta Sergio Tejada- de donde provino tamaño despropósito.
Desde esa trinchera surgió también una eventual candidatura de Nadine Heredia para el 2016, promovida por la renunciante al Partido Socialista Aida García Naranjo, entonces, Ministra de la Mujer de Ollanta Humala.
Podría haber algún punto de comparación entre ambas?. Por sus orígenes plebeyos, podría ser.
Pero en cuanto a lo que en el viejo marxismo se habla de posición de clase, no hay punto de comparación. Evita Perón descolla.
Ella- Evita- ha dejado un legado ideológico social y popular que la aleja de la actual primera dama peruana que ni siquiera puede esbozar algo articulado salvo pregonar- a nivel discursivo- el asistencialismo gran burgués a las clases C-D-E. Incluso su nivel discursivo es primitivo, anti obrero, anti campesino; vale decir, alejado del interés social de las clases populares.
Que gran distancia entre una Nadine Heredia que justifica el no incremento del salario mínimo escudándose en el ilusionismo pequeñoburgués del equilibrio presupuestal, con aquella sentencia de Evita que hemos hallado en nuestro archivo periodístico: “Que los obreros ganen para vivir honradamente como personas humanas y que los patrones se conformen con ganar también como para mantener la industria, progresar y vivir dignamente! Dignamente pero no principescamente!…No queremos que nadie explote a nadie más.” (3).
Reitero, no hay punto de comparación, señores.
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(*): Vicepresidente Instituto Pueblo Continente.
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