Acabo de cumplir 15 años y me falta un año para culminar la secundaria. Hablé con mi papá solicitando su autorización para escribir un pequeño artículo semanalmente en su periódico. No hay problema, me dijo.
Contando ahora con el permiso del director de este medio, quiero decirles que esta será una tribuna para contarles de nuestras preocupaciones, dificultades y alegrías en esta etapa de nuestras vidas, la adolescencia. Etapa que nuestros padres y maestros dicen: difícil. ¿Sus motivos tendrán? Yo puedo afirmar, como repito siempre a mis padres, que la adolescencia se vive una sola vez en la vida, por tanto hay que vivirla a plenitud pero aprendiendo a diario.
Dicen los profesores que la adolescencia de estos tiempos es diferente a treinta años atrás. Ahora el Internet a revolucionado el mundo y especialmente en nosotros que estamos “enamorados” de la maquinita a diario. Ojo que esta revolución del Internet no solo es positiva sino que también hace daño en muchos aspectos. Yo fui al médico por un síntoma de stress, de ahí y con la ayuda de mis padres poco a poco voy dejando el vicio de estar pendiente del chateo. Es bueno aceptar los reproches y consejos de los padres que nos guían para bien.
Lo que si me molesta es cuando salgo por las calles, especialmente los fines de semana, y algunos viejos decrépitos – como dice mi papá - lanzan sus horribles y malcriados piropos que dan ganas de contestarles con una lisura. Creo que falta educación popular, falta educación en las calles. Algunas personas mayores no ayudan con el ejemplo. Si así son ellos que pueden esperar de la juventud.
Muchas novelas en la televisión. Demasiada gente inculta hablan en las radios de Huacho, algunos insultan y no saben lo que leen. Faltan programas dirigidos por jóvenes y por profesionales que se dirijan hacia la juventud. Me gustaría escuchar en la radio a un profesional que nos oriente a diario a todos los adolescentes. Sólo hablan de política defendiendo o criticando a la autoridad, parece que les pagarán para ser escuderos.
Un poco más de confianza y dialogo de nuestros padres no caería mal. Es cierto que los papás ya no pueden maltratarnos físicamente, pero eso no permite que nos pasemos de la raya y abusemos de la confianza de ellos. Nuestros papás merecen todo nuestro respeto, amor y comprensión, aunque a veces caen pesados con tanto buscar la perfección, pero hay que entenderlos. Total, nuestros viejos nos quieren y nos dieron la vida.
Finalmente un consejo a los políticos, que no pierdan la paciencia y gobiernen con tino. No caigan en la bajeza de insultar al opositor. Recuerden que el que se molesta pierde. Gracias.
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