Efectos de la violencia terrorista y política:- Instituto Nacional de Salud Mental pone en práctica medidas inmediatas para poner atajo a este problema social
Escribe: Eduardo salas Guzmán
La Región Apurímac, una de las zonas altoandinas del país más castigadas por el ramalazo terrorista y político entre 1980 y el 2000, tiene etiquetada a una de cada veinte personascomo víctima de ese fenómeno, cuyos resultados registran ahora los mayores índices de alcoholismo en los adolescentes y violencia intrafamiliar, según se desprende de los estudios hechos en el 2010 por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) “Honorio Delgado-HideyoNoguchi”.
La Región Apurímac, una de las zonas altoandinas del país más castigadas por el ramalazo terrorista y político entre 1980 y el 2000, tiene etiquetada a una de cada veinte personascomo víctima de ese fenómeno, cuyos resultados registran ahora los mayores índices de alcoholismo en los adolescentes y violencia intrafamiliar, según se desprende de los estudios hechos en el 2010 por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) “Honorio Delgado-HideyoNoguchi”.
De la misma manera, el 6.5% de esa población ha sido testigo de la muerte violenta de una persona, mientras el 36.5% que perdió un familiar sufre de algún problema de salud mental, siendo los más prevalentes los trastornos de ansiedad (22.4%) y depresión (20.4%).
El doctor Yuri Cutipé Cárdenas, director ejecutivo de la Dirección de Salud Colectiva del INSM “HD-HN” y responsable del “Proyecto Apurímac”, dio a conocer que ante esa situación se ha fortalecido la atención en los centros hospitalarios y centros de salud estratégicos de dicha zona, por lo que en este año han sido capacitados quinientos cincuenta profesionales de salud.
El doctor Yuri Cutipé Cárdenas, director ejecutivo de la Dirección de Salud Colectiva del INSM “HD-HN” y responsable del “Proyecto Apurímac”, dio a conocer que ante esa situación se ha fortalecido la atención en los centros hospitalarios y centros de salud estratégicos de dicha zona, por lo que en este año han sido capacitados quinientos cincuenta profesionales de salud.
Cutipé Cárdenas, experto de larga data en salud pública, aseguró que dichas investigaciones han permitido identificar los problemas más prevalentes y necesidades de esa región andina, que se cristalizó a través del “Proyecto Apurímac” para atender a personas con problemas de salud producto de la violencia familiar, enfermedades depresivas, suicidio, ansiedad y esquizofrenia.
El especialista aseguró igualmente la culminación de la capacitación de especialistas para la atención de las secuelas del abuso sexual en niños y niñas y se continúa con la visitas conjuntamente con la Diresa y la Disa en la supervisión a los 2 hospitales y 26 centros de salud de la región.
En ese contexto, el experto garantizó la continuidad de los talleres descentralizados en toda la región y la asistencia técnica a los gerentes de las redes para monitorear lo que se viene implementando y puedan estar alerta siempre a la provisión de recurso que se requieran oportunamente.
“Cuando iniciamos el proyecto, la organización para la provisión de la atención de la salud mental en estos establecimientos de salud era muy precaria. Ahora, la región está mejor preparada. En los centros de salud se pueden captar y atender a pacientes más adecuadamente así como derivarlos a otros establecimientos de salud y continuar con su tratamiento hasta su recuperación”, precisó Cutipé Cárdenas.
Las calles
De todos esos cuadros de salud y que el INSM ha puesto mucha atención a través de sus médicos y especialistas, es el referente a los altos índices de alcoholismo en la juventud apurimeña, hecho que a simple vista se evidencia en sus plazas y cantinas, donde la gran mayoría de comerciantes permiten el acceso a menores de edad, sin importarles el costo social y de salud que conlleva esa desaprensiva actitud. En ese sentido, el clamor ciudadano de Apurímac es unánime para que la Policía Nacional cumpla con redoblar la vigilancia en plazas y bares de los diversas localidades de la región, a fin de evitar el consumo de bebidas espirituosas por parte de menores, independientemente de que sean escolares o mujeres.
De todos esos cuadros de salud y que el INSM ha puesto mucha atención a través de sus médicos y especialistas, es el referente a los altos índices de alcoholismo en la juventud apurimeña, hecho que a simple vista se evidencia en sus plazas y cantinas, donde la gran mayoría de comerciantes permiten el acceso a menores de edad, sin importarles el costo social y de salud que conlleva esa desaprensiva actitud. En ese sentido, el clamor ciudadano de Apurímac es unánime para que la Policía Nacional cumpla con redoblar la vigilancia en plazas y bares de los diversas localidades de la región, a fin de evitar el consumo de bebidas espirituosas por parte de menores, independientemente de que sean escolares o mujeres.
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